I. ¿Qué es una boutique legal?
Pese a lo que muchas personas piensan la primera vez que escuchan”boutique legal” esta es también un despacho de abogados o un bufete. Por el origen francés del término, que aludía a las tiendas de moda especializadas en el momento en el que París cambió sus estrechas callejuelas por amplias avenidas y bulevares donde la burguesía podía lucir sus atuendos e intercambiar conversaciones, en muchas ocasiones se cree que una boutique legal es un espacio en el que se realiza exclusivamente consultoría jurídica.
La realidad es que se trata de firmas de abogados pero con una alta especialización en una rama del Derecho en concreto.
II. ¿Dónde surgen las boutique?
Este tipo de bufetes tan hiperespcializados surgen en Estados Unidos en la década de 1980, en un momento en el que el desarrollo normativo permite que comiencen a darse nuevas tipologías de servicios jurídicos, especializados en un sector de la actividad económica. Los abogados expertos en un área de expertise eran muy valorados por las empresas porque conocían absolutamente todas las normas y jurisprudencia de una materia en concreto, lo cual permitía que el trabajo se realizase de forma mucho más rápida que en un bufete al uso, y más especializada.
Un ejemplo lo encontramos en la firma “Heller Ehrman White and McAuliffe” que, aunque fue fundada un siglo antes, fue en los años ochenta cuando alcanzó gran notoriedad al ser una boutique legal especializada en tecnología y propiedad intelectual, convirtiéndose en referente de este tipo de litigios.
III. ¿En qué se diferencia una boutique de un bufete de abogados?
Hasta el momento hemos visto que una boutique legal se especializa en una rama concreta del Derecho, por lo que la principal diferencia con un bufete tradicional se encuentra en que éste último puede ofrecer una variada gama de servicios legales en diferentes áreas de práctica. Pero esta no es la única diferencia: debemos mencionar también el tamaño. Los bufetes suelen crecer exponencialmente en número de empleados y áreas de práctica, entendiéndose que, a mayor número de empleados más éxito tiene la firma. En cambio, en el caso de las boutiques, el número de empleados es menor pero cuentan con la ventaja competitiva de su elevada especialización, por lo que el éxito no se mide en número de empleados, sino en casos ganados.
Otra diferencia que podemos mencionar es el trato al cliente ya que, en un bufete este suele ser impersonal, con abogados que son responsables de un gran número de casos, lo que, materialmente impide que puedan tener un contacto frecuente y permanente con los clientes. Sin embargo, en una boutique legal, los letrados sí pueden mantener un contacto más directo con sus clientes, otorgando una atención personalizada.
Finalmente, podemos establecer que son los grandes bufetes de abogados los que suelen obtener un gran reconocimiento y prestigio aunque, en los últimos tiempos, también son reconocidas las boutiques legales ya que su trabajo es altamente especializado.
IV. ¿Dónde pueden operar las boutique legales?
Las boutiques legales, al igual que cualquier bufete de abogados, pueden operar en todo el territorio nacional e, incluso, en el extranjero. Es muy frecuente pensar que al ser un despacho de pequeña entidad, no puede desarrollar su labor fuera de una provincia o Comunidad Autónoma cuando, la realidad es que, su alta especialización permite que sus servicios sean demandados por toda la geografía nacional e. igualmente, por empresas extranjeras.
V. La moda de las boutiques legales
Finalmente, hay que mencionar que en la actualidad observamos más boutiques legales que antes y, sin embargo, estas llevan operando casi cincuenta años. El motivo para este cambio de percepción se encuentra en varios factores:
El primero de ellos, es el cambio de denominación, ya que no era frecuente en nuestro país referirse a un despacho de abogados con el término “boutique”, independientemente de su especialización o no.
En segundo lugar, debemos hacer referencia al uso de las nuevas tecnologías que ha posibilitado un mayor acercamiento de la ciudadanía a temas jurídicos y también a la búsqueda de especialistas en ramas del Derecho, como nunca antes se hubiera podido pensar.
En última instancia, publicaciones como “Flying solo” obra del abogado estadounidense K. William Gibson, un auténtico manual para crear este tipo de boutiques legales, han contribuido a poner de moda el término, de manera que ya existen encuentros especializados para estas firmas, como el Solo and Small Firm Forum e, incluso Asociaciones específicas para este tipo de despachos, como la creada en Boston.